Relojes cerebrales: investigador estudia cómo factores sociales perjudican laedad del cerebro
El Dr. Pavel Prado, junto a un grupo de investigadores, estudia cómo predecir la trayectoria de envejecimiento del cerebro, analizando cómo la actividad cerebral es modulada por factores sociales como el acceso a la educación o a la salud, la presencia de enfermedades neurodegenerativas y comparando la equidad en sociedades de países latinoamericanos y Europa.
El envejecimiento es el deterioro de una serie de funciones fisiológicas que impactan en la supervivencia y la reproducción de una especie, según su definición biológica. Una etapa de la vida en la que las personas van notando diferencias en su bienestar y es donde comienzan a ocurrir los primeros cambios bruscos, como la aparición de ciertas enfermedades, algunas de ellas más complejas que otras, pero que de todas maneras afectan el día a día de un ser humano.
Chile se ha convertido en una nación envejecida. Según un informe realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), al 2024 la población adulta mayor alcanza las 3.857.662 personas, representando casi el 20% de la población total del país.
Este dato demográfico nos lleva a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los cambios que ocurren en nuestro organismo durante el envejecimiento, fenómeno conocido como el “envejecimiento fisiológico”? El Dr. Pavel Prado, académico investigador de la facultad de Odontología y Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad San Sebastián, se ha dedicado a estudiar el envejecimiento, particularmente el envejecimiento del cerebro, órgano vital que actúa sobre todo el cuerpo.
El Dr. Prado ha enfocado su investigación en la actividad oscilatoria del electroencefalograma para desarrollar modelos dinámicos de redes cerebrales y herramientas de apoyo diagnóstico asociadas a pérdidas auditivas, trastornos de la producción vocal, desórdenes psiquiátricos y enfermedades neurodegenerativas.
Recientemente publicó un artículo en la revista Nature Neuroscience titulado Brain clocks capture diversity and disparity in aging and dementia, donde junto a un grupo de investigadores pertenecientes a diferentes instituciones académicas de América Latina y Europa, asociados a través del Consorcio EuroLAD-EEG, una iniciativa global para el estudio de demencia, combinaron modelos de edad cerebral, denominados “relojes cerebrales” con diferentes indicadores de diversidad sociodemográfica y disparidad social, como el acceso a la educación y la salud, residencia en países desiguales o más equitativos, personas con enfermedades neurodegenerativas y género.
“En ese artículo trabajamos con diferentes tipos de imágenes cerebrales, o modalidades de neuroimágenes. Específicamente, utilizamos datos de resonancia magnética y datos de electroencefalografía. Nosotros ocupábamos algunos parámetros que caracterizan lo que nosotros llamamos conectividad funcional, que básicamente es como diferentes regiones del cerebro conversan entre ellas”, señaló el Dr. Pavel Prado, agregando también que “lo que vimos es que estos relojes biológicos representan elementos de diversidad social, pero también están influenciados por parámetros de inequidad como el acceso a servicios de educación o salud. De manera que, por ejemplo, si comparamos la edad cerebral de personas que viven en países más desiguales, tienen cerebros más envejecidos que países que tienen sociedades más equitativas”.
O sea, las personas presentan una diferencia entre la edad cronológica y la edad fisiológica, ya que los órganos, en este caso el cerebro, pueden presentar un mayor envejecimiento cuando la persona vive en un entorno más desigual.
“La importancia de estos modelos puede analizarse desde diferentes aristas. Primeramente, ayudan a entender los factores que contribuyen a un envejecimiento cerebral saludable y a identificar estrategias que promueven la salud cerebral. Permiten evaluar el impacto de factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, o el estilo de vida (dieta, ejercicio, etc.) en la salud cerebral. Además, admiten estudiar cómo factores de diversidad y disparidad social modulan el envejecimiento cerebral. En el futuro, estos modelos pudieran contribuir a analizar el efecto de diferentes tipos de terapia sobre la salud cerebral y ayudar en la detección temprana de enfermedades neurodegenerativas”, señaló el Dr. Prado.
Diferencia de género: el cerebro de mujeres que viven en sociedades con alta disparidad es más envejecido que el de hombres con igual edad cronológica.
Otro resultado que arrojó el estudio fue que las mujeres que viven en sociedades con mayor desigualdad, tanto mujeres sanas como aquellas que padecen enfermedades neurodegenerativas, tendrían un cerebro más envejecido que los hombres con la misma edad cronológica y condición de salud.
“La diferencia en la edad cerebral y la edad cronológica de mujeres que viven en sociedades dispares es mucho mayor que la diferencia observada en hombres. Es decir, se ven brechas de género, de aspectos de desigualdad social y también de aspectos de diversidad social”; señaló Pavel Prado.
Es por consiguiente que este estudio no solo analiza factores fisiológicos, sino también aspectos sociales que influyen de diferentes maneras en la edad cerebral.
Clave para esta investigación fue el desarrollo de herramientas que permiten analizar grandes volúmenes de datos de electroencefalografía de manera automática y utilizar diferentes predictores del funcionamiento cerebral, o diferentes características de funcionamiento cerebral, para predecir enfermedades neurodegenerativas. Dicho desarrollo, publicado por el equipo que lidera el Dr. Pavel Prado en Alzheimer’s & Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring, fue galardonado por la International Society to Advance Alzheimer’s Research and Treatment (ISTAART) en la categoría Mejor Artículo de Electrofisiología del año 2023, donde daban a conocer una herramienta que permitía analizar grandes volúmenes de datos de electroencefalografía de manera automática y utilizar diferentes predictores del funcionamiento cerebral o diferentes características de funcionamiento cerebral para predecir enfermedades neurodegenerativas.
“Es una de las herramientas fundamentales para la construcción de estos modelos cerebrales. Se le han ido adicionando módulos paulatinamente y ya no solo caracteriza o permite analizar un volumen grande de señales de electroencefalografía, sino que ahora, además, permite describir cuán compleja es la actividad de diferentes regiones cerebrales y cómo dichas se comunican entre sí. Es decir, tiene incorporados diferentes grupos de métricas que permiten realizar este tipo de análisis”, destacó el académico de la USS Pavel Prado.