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El Cable Humboldt y el avance hacia una nueva era de conectividad global
Esta colaboración público-privada entre el Estado de Chile y Google, conectará Australia con nuestro país para generar conectividad directa entre los continentes.
La firma de un convenio histórico ha sido sellada por el mandatario chileno Gabriel Boric al lado del gigante tecnológico Google, marcando un hito en la infraestructura de telecomunicaciones a nivel mundial. El Proyecto Cable Humboldt, bautizado así en honor al célebre explorador del siglo XIX, promete tejer un enlace directo entre el hemisferio sur del planeta, tendiendo un puente entre Sudamérica, Oceanía y Asia.
Esta iniciativa de conectividad global, que prevé la extensión de un cable de fibra óptica a lo largo de casi 15.000 kilómetros bajo la masa oceánica, propone una reinvención de la manera en que los datos son compartidos y gestionados en la esfera digital. El cable, cuyo despliegue se extenderá desde la costa de Valparaíso hasta las costas de Sydney, está previsto para ser una realidad operativa hacia el año 2026.
Afrontando el desafío con una inversión inicial de 55 millones de dólares, Chile se adelanta en la carrera por fortalecer su posición en el tablero tecnológico global. Este proyecto no solo aportará mejoras sustanciales en velocidad y seguridad en el tráfico de información digital sino que además germinará oportunidades económicas, tecnológicas y de desarrollo para una vasta región del planeta.
Para el presidente Boric, la concreción de este cable no es otro que un hito de orgullo nacional y un estratégico paso geopolítico. Resalta el potencial del Cable Humboldt para transformarse en un corredor tecnológico que, además de estrechar lazos entre países del sur, podría convertirse en el eje de múltiples emprendimientos y empresas, reforzando la economía y el tejido social de las naciones involucradas.
En un contexto donde la presencia y el interés de gigantes tecnológicos como Google se hacen cada vez más evidentes en la región, se vislumbra un futuro prometedor para Chile y Latinoamérica. Este avance no solo demuestra la capacidad de Chile para desempeñar un rol clave en la dinámica mundial, sino que también subraya una verdad inmutable: la interconexión es el motor de un mundo cada vez más integrado y sin fronteras tecnológicas.